El 22 de mayo de 2001, una Conferencia de plenipotenciarios celebrada en Estocolmo (Suecia), adoptó el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes.
El objetivo primordial del Convenio de Basilea es poteger la salud de las personas y el medio ambiente frente a los efectos perjudiciales de los desechos peligrosos.